Tuesday, August 6, 2013

Esto es para la gloria de Dios

En el inicio del evangelio (Jn 11, 1-45) encontramos palabras muy ligadas a la vida de los seres humanos.

Me refiero a la amistad, al dolor y la muerte, pero más adelante encuentro una frase que, en más de una ocasión, hemos tenido que repetir para tratar de aplicarla al momento que nos ha tocado vivir. Es una afirmación de Señor Jesús cuando dice: “Esta enfermedad no es para la muerte, sino para la gloria de Dios, para que por ella se manifiesta la gloria del Hijo de Dios”.

Los relatos evangélicos no solo existen para ser leídos, sino para ser vividos, de la resurrección de Lázaro podemos aprender que la resurrección del cuerpo será en el último día, la del corazón sucede o puede hacerse cualquier día. A todos aquellos que por las razones más diversas (fracaso matrimonial, enfermedad o pérdida de un hijo, ruinas económicas, depresión) se encuentran en esta situación, la historia de Lázaro les viene como anillo al dedo.

¿Quién puede darnos esta resurrección del corazón? Sabemos que para ciertos males no hay remedio que pueda, en la casa de María y Marta había “judíos llegados para consolarlas”, pero su presencia no había cambiada nada. Es necesario “mandar a llamar a Jesús”, como hicieron las hermanas de Lázaro.

Invocarlo como hacen las personas sepultados bajo los escombros de un terremoto, que llaman con sus gemidos la atención de los rescatadores. Regularmente las personas que se hallan en esta situación no son capaces de hacer nada, ni siquiera orar. Se necesita que otros hagan algo por ellos. Igual que Lázaro están en la tumba. Nos toca a nosotros cumplir el mandato del Señor: “Curar enfermos, resucitar muertos”.

Naturalmente el Señor se refiere a la parte espiritual, que lo físico vendrá por añadidura.

Por experiencia propia y por vivencias de otros he visto hombres resucitar al vivir la experiencia de un Cursillo de Cristiandad, personas comunes y corrientes que al vivir esta experiencia han nacida a una nueva vida.

Aquel mandato “resucitar a los muertos” va dirigido a nosotros, de niño nos enseñaron a nosotros que enterrar a los muertos era una obra de misericordia, este Evangelio nos enseña que hay que resucitar a los muertos.

Bienvenido Jacobo Sahad

Cursillo #233


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